En la liturgia, la Iglesia no celebra sino un único misterio: el de Cristo, muerto y resucitado, que nos comunicó su vida divina por medio de los sacramentos, en especial el Bautismo y la Eucaristía.
Cada vez que celebramos la Cena del Señor, participarnos en su Pascua. Mas, al hacerse hombre, Cristo se sometió a la condición humana y por lo mismo, a las leyes de la comunicación entre los hombres.
Ahora bien, el hombre se halla inmerso en el tiempo y no puede descubrir la grandeza y profundidad del misterio de Cristo sino desarrollándolo en el tiempo.
El giro de nuestra Tierra alrededor del Sol, establece las varias estaciones del año: invierno, verano, otoño y primavera. De aquí procede lo que nosotros llamamos nuestro calendario civil, que se inicia en el mes de enero y consta de doce meses.
Los cristianos tenemos, además, nuestro propio calendario litúrgico. Así como el calendario se determina por el giro de nuestra tierra alrededor del sol, así nuestro año litúrgico gira alrededor de los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús, que es nuestro sol de justicia.
Nuestro año litúrgico se divide de la siguiente forma:

TIEMPO DE ADVIENTO
Consta de cuatro domingos antes de la Navidad. Este período se llama tiempo de Adviento.
Durante estas cuatro semanas se medita el significado del nacimiento de Cristo y de la espera de su parusía, es decir de su segunda venida. En las lecturas de la Misa sobresalen las figuras de los profetas, Juan Bautista y la Virgen María, que nos invitan a prepararnos dignamente a la llegada del Señor.
El sacerdote, durante este tiempo, se presenta con vestiduras moradas, que son símbolo de penitencia y profundo recogimiento. También durante el tiempo de Adviento -que significa “llegada”- se medita en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo al final de los tiempos.
En este período se suprime el canto de Gloria para entonarlo hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo en Navidad.
TIEMPO DE NAVIDAD
Este espacio litúrgico va desde el 24 de diciembre por la noche hasta la fiesta del Bautismo de Jesús. El tema central del tiempo de Navidad es el significado de Dios – Palabra- que viene a vivir entre nosotros. Los ornamentos son blancos.
TIEMPO DE CUARESMA
Durante la Cuaresma, el sacerdote vuelve a aparecer con ornamentos morados. La Cuaresma está conformada por cuarenta días de penitencia y meditación profunda que nos conducen a la fiesta más importante del ciclo litúrgico: La Pascua del Señor Jesús.
La Cuaresma, de manera especial, invita a una mayor conversión para que la resurrección de Cristo sea celebrada con un corazón limpio.
En este período el “Aleluya” se sustituye por “Honor y gloria” y se suprime el “Gloria” hasta la fiesta de resurrección cantándose solamente en el Domingo de Ramos.
TIEMPO PASCUAL
La fiesta más relevante de nuestro calendario litúrgico. En la Resurrección de Jesús está la base de nuestra fe.
El Triduo Pascual está precedido por; el Jueves Santo, en que recordamos la institución de la Eucaristía, en la Última Cena. En el triduo Pascual conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
El Viernes Santo se recuerda la muerte de Jesús en la cruz.
El Sábado Santo es día de silencio para meditar en el significado de la sepultura de Jesús.
La celebración de la Pascua del Señor, de su Resurrección, no se limita a un domingo; se prolonga durante cincuenta días más, que se denomina “tiempo pascual”.
A los cuarenta días después de la resurrección, conmemoramos la ascensión de Jesús al cielo.
A los cincuenta días de Pascua, celebramos la fiesta de Pentecostés, cuando los apóstoles y los discípulos experimentaron la venida del Espíritu Santo, que Jesús les había prometido. El sacerdote usa ornamentos blancos.
TIEMPO ORDINARIO
Los tiempos antes mencionados, se llaman “tiempos fuertes”; en ellos sobresale una intensa preparación espiritual. Luego viene el Tiempo Ordinario, 33 ó 34 semanas en que se hace alusión a los distintos pasajes de la vida de Jesús.
Estos domingos ordinarios se celebran desde el Bautismo de Jesús hasta el principio de la Cuaresma, los restantes van de la fiesta de Pentecostés hasta la Fiesta de Cristo Rey. El color de los ornamentos que el sacerdote usa es verde.
CONCLUSION
“El Ciclo del Año Litúrgico y sus grandes fiestas son los ritmos fundamentales de la vida de oración de los cristianos ” (1168 CT).
El año litúrgico desarrolla cíclicamente los diversos aspectos del único Misterio Pascual integrándonos de nuevo, cada año, en la historia de la salvación en sentido ascendente; de tal forma que cada período del año litúrgico debe de vivirse de manera distinta en cada ocasión, experimentando cada vez con más fuerza, el Reino de Dios.
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